El duelo se trata de una herida y, por tanto, requiere de un tiempo para su cicatrización. En general, el duelo se suele dividir en varias fases o etapas que hay que superar, aunque ello no significa que en todos los casos aparezcan o haya que pasar por todas. A continuación, te indicamos cuales son estas etapas que se pueden experimentar:
- Negación: la primera reacción que se muestra tras una pérdida dolorosa es negar la realidad de la situación. Muchos suelen pensar: – “esto no está pasando, esto no puede estar pasando”. Es una reacción normal y una manera de racionalizar las emociones abrumadoras. Se trata de un mecanismo de defensa que amortigua el impacto inmediato de la pérdida ya que, así, bloqueamos las palabras y escondemos los hechos. Esta es una respuesta temporal que suele ocurrir en la primera oleada de dolor. A esta etapa suelen acompañarla frases como: “me siento bien”, “todo está bien”.
- Ira: a medida que la negación comienza a desgastarse, la realidad y el dolor afloran, pero aún no se está preparado para afrontarlo. Entonces, la intensa emoción de dolor se desvía, reorientándose, y se expresa de manera contradictora en forma de ira. El enojo puede estar dirigido a objetos inanimados, personas ajenas a tu círculo o a amigos y familiares. Esta etapa suele estar acompañada con frases como: “¿por qué a mí? ¡No es justo!”, “¿cómo me puede estar pasando esto a mí?”.
- Negociación: en esta etapa surge la esperanza de que el individuo puede, de alguna manera, posponer o retrasar la perdida. Para ello fantasea con la idea de que la persona aún está o aún conserva sus capacidades. Por ejemplo si un hijo ha perdido la capacidad auditiva, una manera de negociación sería pensar que quizá no esté sordo, tan solo hay que hablarle más fuerte. Mantener la habitación como estaba antes de la muerte, seguir con rituales o acciones diarias como si la persona aún estuviera, es otra manera de negociar muy habitual, pero que si se extiende en el tiempo más de 6 meses o un año puede llegar a ser patológico.
- Aceptación: la etapa final llega con la paz y la comprensión de la pérdida, sea de una función o situación, o sea por la llegada de la muerte.
Es importante añadir que el duelo es un proceso personal e individual que no tiene límite concreto de tiempo ni una forma “correcta” de vivenciarse. Tampoco, como hemos dicho anteriormente, estas etapas tiene que tener este orden o vivirse todas y cada una de ellas, cada persona experimenta el duelo de manera personal. Aunque decimos que no hay un tiempo concreto de duelo, si este proceso dura más de 6 meses o un año te aconsejamos que busques ayuda profesional.